Aún resuena en mis oídos la voz rota de uno de los mayores genios que ha dado la música en nuestros días. No hace ni cuarenta y ocho horas que Bob Dylan se subía al escenario en Alicante y nos regalaba dos horas de su música. Bien es cierto que el concierto no fué lo que me hubiese gustado. Escasearon sus grandes éxitos y la voz de Bob ya no es la que era. La verdad es que no soy un iniciado en el mundo de Dylan, pero sentí estar ante un trozo de la historia de la música y realmente el Show no me desagradó. La música, ha sido para mí desde siempre una pasión. Siempre que tengo la oportunidad, no lo dudo y gasto grandes cantidades de dinero e incluso recorro cientos de kilómetros para mirar a la cara y abrir mis oídos a los grandes maestro de la música. Es un verdadero privilegio estar ante estos monstruos. Los más críticos, piensan que los dinosaurios del Rock, deberían retirarse y envejecer con dignidad. Espero que hagan oídos sordos a estas críticas y mientras tengan fuerzas nos regalen encima de un escenario, la banda sonora de los siglos XX y XXI, que son en definitiva las bandas sonoras de nuestras vidas. El verano pasado fueron los Stones, hace dos días Dylan y en un par de semanas me espera otro gran genio, Sprinsteen. Larga vida a todos ellos, larga vida al rock and roll y como dice mecano en una de sus canciones, los genios no deben morir, pues cuando eso suceda los hecharemos de menos.
viernes, 4 de julio de 2008
UN PRIVILEGIO, UNA GOZADA
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