martes, 22 de julio de 2008

CAYÓ KARADZIC

Esta mañana hemos amanecido con una grandísima noticia. El gobierno serbio ha detenido al criminal de guerra más buscado por crímenes contra la humanidad durante la guerra de los Balcanes y encima lo van a poner a disposición del tribunal penal internacional, donde espero que se le condene y pase el resto de sus dias en una celda. Esto último es un acto muy valiente, pues parte de los Serbios lo ven como un héroe. Ante esto no me cabe más que quitarme el sombrero y de nuevo se me cae un prejuicio, pues cuanto más he leido a cerca de la guerra de los Balcanes, peor imagen he tenido del pueblo serbio y se que esto es un gran error. El generalizar es un error la mayoría de las veces.

Va a hacer casi un año que volví de un viaje por los Balcanes del que vine muy impresionado, no tanto porque viese un lugar devastado, sino por la impresión de estar en un lugar que se regó con sangre de miles de inocentes durante cuatro años. Toda esa sangre encima derramada por conceptos tan abstractos como la patria y dios. Desde luego, aquella guerra, fue la consecuencia de crear un estado totalmente artificial, en un lugar donde precisamente chocaban dos modos de entender la vida, el choque de dos grandes imperios (el otomano y el austro-húngaro) y el choque de tres grandes religiones, así como también fue uno de los límites del telón de acero.

Es cierto que todo lo anterior es un caldo de cultivo para una guerra civil, pero durante muchos años, Bosnia y sobre todo Sarajevo, fue un ejemplo de convivencia pacífica entre modos muy distintos de entender la vida. Con la desintegración de Yugoslavia, vino la fiebre nacionalista y por culpa de la locura de personajes como Karadzic se abrieron las puertas del infierno en estas tierras. este señor fue el responsable el cerco de Sarajevo durante tres años y de matanzas tan terribles como la de Sbrenica, eso si, mientras la comunidad internacional se quedaba de brazos cruzados. El horror que se vivió en estos lugares en el corazón de Europa y a finales del siglo XX, es uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra reciente historia. Locos como este señor han causado miles de muertos, han roto multitud de familias y han condenado estos territorios a un odio que va a tardar generaciones en superarse.

Mi estancia en Bosnia fue corta, pero me impresionó profundamente. Primero Mostar, que muestra bastantes cicatrices de la guerra y que vimos tantas veces en los telediarios, pues las tropas españolas tenían allí su zona de actuación. Pero el lugar que me cautivó, fue la mítica Sarajevo. Estar en el lugar donde decenas de miles de personas vivieron encerrados en vida, en una ciudad sin luz ni agua corriente, con durísimos inviernos y una lluvia de bombas y de disparos de francotiraores, me sobrecogió. La ciudad sin embargo me pareció alegre, la gente ha querido olvidar y tirar para adelante, pero no lo tienen fácil, muchos problemas de paro, escasas pensiones, un odio hacia el contrario muy presente en sus vidas y encima encerrados en un país del que apenas pueden salir, pues en pocos países, se les permite la libre entrada. Pero pese a todo, yo no paraba de pensar en lo que pasó allí, las miles de cicatrices de las fachadas te lo recordaban a cada momento y me venían constantemente a la cabeza las imágenes de ataques como el que sufrió el mercado o de las víctimas de los francotiradores tiradas en las calles sobre un charco de sangre. Recuerdo en especial una noche, en una especie de fortaleza que domina desde lo alto la ciudad. Mientras mirabamos la ciudad, desde un lugar donde seguramente los francotiradores de Karadzik dispararon indiscriminadamente a la población, una amiga que vivió el cerco de Sarajevo nos contaba como vivía la gente en esos días. Fue un momento de una emoción intensa, que creo que no voy a olvidar en mi vida. No quiero ni imaginar lo que se le pasaba a ella por la cabeza, que sufrió ese infierno y ha visto desaparecer a mucha gente por la locura de personajes como el que se ha detenido hoy.

Karadzik también fue el responsable de matanzas como la de Sbrenica, donde se ejecutó un verdadero genocidio. Se mataron indiscriminadamente a la mayoría de habitantes masculinos de la ciudad en la que es la mayor masacre de nuestra historia reciente. Nadie va a devolver los seres queridos a quienes los perdieron, pero supongo que noticias como esta traerán algo de paz a estos territorios. Es además esperanzador, que sea su propio pueblo el que lo ponga a disposición de la justicia. Pero hay mucho por hacer aún, pues genocidas como el general Mladic, aún andan sueltos.
Por último quiero plasmar una reflexión que leí en un libro que hablaba sobre los criminales de guerra de los Balcanes. Hablaba de las circunstancias que habían llevado a esas personas en apariencia completamente normales a hacer las barbaridades que hicieron. Es una ignorancia pensar que esto no nos puede pasar aquí, pues esa misma sensación se tenía allá antes de la guerra y es escalofriante pensar que personas completamente normales se conviertan en verdaderos monstruos ante unas determinadas circunstancias. Y para que veamos lo absurdo de las guerras. Croatas, Serbios y Bosnios se mataron en una cruenta guerra civil por odio al otro, por no querer vivir con él, por no compartir su forma de vida. En la prisión donde cumplen condena asesinos de esta guerra, no se les separa por nacionalidades y conviven en un mismo espacio en paz y llevándose bien. Paradógico,¿ verdad?

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