martes, 21 de octubre de 2008

RUINAS


Por fin el sábado me decidí a visitar un sitio de esos que por estar tan cerca lo vas dejando para más tarde una y otra vez. No lo pensamos un instante cuando tenemos que coger un avión y cruzar medio mundo para visitar cualquier lugar a la primera oportunidad, pero nos cuesta muchísimo decidirnos a visitar maravillosos lugares vecinos a nuestras casas. Además esa cercanía hace que muchas veces menospreciemos nuestro patrimonio, le quitemos importancia y sin embargo no dudamos en admirar y no perder la ocasión de ver cualquier lugar mediocre que nos recomienda cualquier guía u oficina de turismo cuando estamos a cientos o miles de kilómetros. El día no era espléndido, pero no había nada mejor que hacer, sin embargo era un buen momento para saldar una vieja deuda, satisfacer una curiosidad y hacer una visita bien merecida.

Después de abandonar la autovía en Alzira, ya por una carretera secundaria entramos en un valle coronado por crestas y paredes rocosas y completamente tapizado por el verde de las vegetación natural y de los huertos. Desde luego hace honor a su nombre, La Valldigna ( el valle digno) y es un lugar más que apropiado para que en el siglo XIII se fundara el monasterio de Santa María de la Valldigna. Desde luego en aquellos tiempos debía ser un lugar apropiado para alejarse de los hombres y acercarse a Dios en medio de montañas y un edén vegetal.

Del monasterio quedan un buen montón de ruinas en un estado de conservación no muy bueno y un iglesia reformada a través de los siglos que se mantiene en pie. Estas piedras nos dan solo una pequeña muestra de la grandeza e importancia que tuvo el lugar. Como digo, estas nobles piedras están en pleno proceso de restauración y viendo los andamios y consolidación de estos muros, e incluso su restauración parcial me surge la primera reflexión que me sugiere el lugar. ¿ Debemos intervenir sobre las ruinas, más allá de la mera conservación? ¿ Debemos crear falsetes o añadidos sobre muros antiguos para devolverles el esplendor que un día tuvieron?. Yo soy de la opinión de que no. No se debe engañar a las personas para que el edificio luzca un aspecto radiante, para que se parezca a lo que está en nuestra imaginación o a lo que un día fue y sobre todo para hacerlo más atractivo a los visitantes. Para eso ya están los parques temáticos, las recreaciones y los centros de interpretación. En casos muy concretos y por motivos estructurales puede ser necesario recomponer de nuevo una parte de la obra, en solo ese caso y siempre que los añadidos sean reconocibles a simple vista e indicados, me parece justificable la intervención. Creo que el patrimonio que nos ha sido legado por las generaciones precedentes merece un respeto grandísimo, pues hablan de nosotros mismos tanto como los libros o las historias. No creo que una generación concreta, en función de modas o criterios estéticos tenga derecho a eliminar un añadido de una época posterior o intervenir en la obra más allá de evitar su deterioro. Hemos vivido recientemente casos ejemplares que reabren el debate, como el derribo de los añadido barrocos de la catedral de Valencia, para mostrar los ángeles renacentistas, ciertamente más interesantes y hermosos. Pero eso supone un desalojo de una parte del edificio, que forma parte de su historia tanto como las pinturas que cubrían. Nos hablan de como cambiamos con el transcurrir del tiempo.

Esta generación nos hemos permitido ser jueces de la historia e intervenir sobre un legado que nos ha sido trasmitido por nuestro antepasados para que se lo leguemos a los que vendrán detrás. Algo parecido pasó con el derribo de casas en el interior del castillo de Buñol. Casas que se construyeron por necesidad de vivienda de gente humilde a principios del siglo XX y aunque no tenían la majestuosidad de las murallas medievales eran tan parte de la historia de este castillo como cualquier piedra de las murallas. De nuevo nos hemos permitido juzgarlas con los criterios de moda en nuestro días y vamos a legar injustamente al futuro un castillo mutilado, ¿ quien sabe si estudiosos superiores superarán nuestra obsesión por "lo auténtico" y verán la belleza de las superposiciones? Esas casas derribadas, aunque no tan bonitas como las torres almenadas, nos cuentan como se vivía y construía en un momento determinado de la historia y que necesidades pasaba la gente. El hecho de que estuviesen superpuestas a las murallas y torres medievales nos hablaban del camino que ha seguido la humanidad y nos recuerda que la historia es una sucesión de acciones y de generaciones en las que los que vienen detrás se comportan de un determinado modo, en función de lo que les haya precedido. Las generaciones posteriores siempre han vivido superpuestas a las que les han precedido, nos guste o no, como la huella de la historia ha dejado sus marcas sobre una obra, con intervenciones y superposiciones, nos guste o no. Y es nuestra obligación respetarlo.

A parte de esta cuestión racionalista las ruinas nos sugieren otro tipo de cuestiones más transcendentales. Por un lado muchas veces su propia belleza nos aporta un goce estético y disfrutamos de ellas porque si, porque son bonitas. Pero por otro, caminar entre edificios construidos hace miles o cientos de años, tocar unas piedras talladas por manos anónimas cuyos nombres se han perdido en la sombra de los tiempos nos plantea otras cuestiones y nos recuerda otras evidencias. Nuestro paso por la vida es muy fugaz, más pequeño que un grano de arena en la inmensidad del desierto . Nuestro recuerdo, tarde o temprano, como dice la mítica frase del replicante de Blade Runner, "se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia". Todo es efímero en este mundo, hasta lo que creemos más sólido e inmutable. El viento y el agua, poco a poco, siglo a siglo, han dejado reducidas a polvo enormes montañas, imperios tan vastos,poderosos y evolucionados como el romano se derrumbaron, fueron casi olvidados en el sueño del medievo y solo sus restos; piedras, esculturas, pinturas y libros nos han recordado lo que un día fue y por supuesto de dónde venimos y porqué somos como somos. Que a nadie le quepa duda que esta civilización en la que vivimos correrá la misma suerte. Que nuestras casa se convertirán en montones de piedras y escombro, que sobre nuestras ruinas se reinventarán las ciudades y el modo de vivir . Que lo que quede de nosotros en forma de edificios, escritos, filmaciones...etc, serán nuestros testigos del paso por el mundo y motivos de estudio y de curiosidad de los ojos de nuestros tataranietos. Pero la historia está revolucionada, los acontecimientos se suceden con rapidez y seguro que nuestra realidad que creemos que va a ser eterna va a cambiar en poco tiempo. Que se lo pregunten sino a los ojos incrédulos de los newyorkinos que vieron caer en pocas horas esas dos enormes torres que todos pensábamos que iban a ser eternas.

2 comentarios:

VolVoreta dijo...

Por supuesto, me encanta la foto, ese contraluz...
Hace muchos años estuve allí...los amigos habían decidido hacer un tour bici por la zona y yo hacía de coche escoba :)...paramos en las ruinas para repostar con bocadillos...

Soy más partidaria de conservar...y si hay que hacer "algo más" que se haga con moderación. Aunque, claro, depende de lo que se trate.

por ejemplo, en la catedral... prefiero los angelotes al añadido barroco.
No sé si recordarás las casas que estaban adosadas (a la catedral) también las quitaron...creo que eran muy antiguas (aunque no dispongo del dato) quizás si las hubiesen restaurado no tenían por qué quedar mal.

y si hablamos del teatro de Sagunto...no sé, no sé, en general me parece una cagada (se podía haber hecho mejor) para poder disfrutar de las actuaciones in situ como lo hicieron en otros tiempos...también es un placer. Aunque estuve en el de Mérida y es una gozada pero claro, este estaba mejor conservado.

es una entrada muy interesante, Pau, pero daría para más opiniones...

en cuanto a nuestros descendientes, al paso que vamos, les interesarán otras cosas: los MP8, los ipermegaCD, los chips, los móviles con pantalla 4D...los veo muy desmotivados con el pasado, siempre están en el futuro (es una opinión).

Yo que adoro el Románico, espero que, aunque no lo miren...al menos lo conserven!

Un beso, bona nit.

pau dijo...

Espero que los valores cambien con el tiempo y que se vuelva a valorar el patrimonio de nuevo. Se superara esta forma de pensar, seguro. En la edad media las ruinas romanas se usaron de cantera, Y al menos hoy en dia si hay conciencia de conservacion, pese a algunas barbaridades.
La foto de la valldigna lleva demasiado photoshop, para hacer que una foto de dia parezca una noche de luna, pero en fin, creo que le iba más este rollete. Bueno, pues muchas gracias y un besico.