lunes, 6 de octubre de 2008

EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS....EL DESPERTAR DEL PROGRESO, TAMBIÉN

Decía Goya, o más bien, pintó Goya que el sueño de la razón producía monstruos. Cuanta verdad, tantas veces demostrada en guerras sin sentido. No hay más que ver las consecuencias tan brutales cuando los humanos hemos actuado como locos, sin lógica, sin control. Hoy he observado como el despertar del progreso también ha traído consigo la creación de seres monstruosos.

Quería poner fin a la trilogía de carriles bici que escapan de la ciudad. Me habían hablado de que existía uno que desde la parte posterior de la iglesia de San Isidro nos llevaba hasta Torrent. En mis escapadas anteriores por el carrilet y hacia el Saler, pedaleaba entre la línea de frente del campo de batalla entre los espacios libres de hormigón y el asfalto por un lado y los hijos del progreso; fincas, carreteras, grúas, industrias, camiones, coches...por otro. Pero hoy de camino a Torrent, definitivamente pedaleaba sobre la derrota de la huerta. Es cierto que aún quedaban pequeños grupos de resistencia, pero asediados por las obras faraónicas de las vías del AVE, campas donde duermen camiones y montones de chatarra, autovías, polígonos industriales, fábricas trasnochadas y pueblos en continua expansión. Los monstruos creados por el desarrollo han ganado la batalla, en esta guerra de resistencia y presiones, en el frente de valencia sur.

Lo paradójico de todo esto es que estos seres monstruosos han nacido como consecuencia de un supuesto aumento en la calidad de vida. No voy a negar que me hes difícil, por no decir imposible, imaginarme la vida sin muchas de las comodidades que tenemos gracias al desarrollo de estos seres repugnantes. Sin autopistas; ni grandes vías de comunicación, con sus lomos llenos de asfalto; sin trenes de alta velocidad, sin cohes, sin camiones, sin polígonos industriales....tardaríamos multitud de tiempo en recorrer pequeñas distancias,perderíamos autonomía y libertad de movimientos, no estaríamos tan abiertos, ni tan "cerca" de tierras lejanas, de otras culturas y sería difícil tener a nuestro alcance tal variedad y cantidad de productos en las estanterías de los comercios.

Pero me aterran las consecuencias de nuestro estado del bienestar. Lo que iba a ser un paseo relajante se ha convertido en una carrera de obstáculos, pues el carril bici cruza varias veces carreteras, alguna de tráfico considerable, atraviesa un polígono y va desagradablemente cerca de la carretera, llena de coches escupiendo veneno a través de sus tubos de escape. Como he dicho me hes imposible imaginarme la vida sin mi moto, sin mi coche, sin una autovía que me lleve a mi pueblo en un tercio del tiempo que costaba hace años, sin los supermercados llenos de productos...etc, etc. Pero a veces tengo la sensación de somos víctimas de un plan maligno. Estos diabólicos seres nos engañaron. El diablo usa hábilmente las tentaciones. Nos ofreció, como a un Fausto colectivo, una vida más cómoda, con grandes infraestructuras,que nos permitirían la libertad total de movimientos, conocer tierras lejanas y todo el conocimiento a nuestro alcance a través de las comunicaciones digitales. También nos ofreció productos y productos para llevarnos a casa,que aumentarían nuestras riquezas, nuestras posesiones personales,podríamos comprar lo que quisiesemos, incluso comer frutas veraniegas en pleno invierno, a un precio más que razonable.

Pero todo pacto con Mefistófeles tiene su lado oscuro. Es cierto que tenemos multitud de productos a nuestro alcance, pero nos creamos falsa necesidades. No nos hace falta para vivir dignamente ni un diez por ciento de todo lo que poseemos o consumimos, pero nuestra fiebre consumista no tiene límites y nos empeñamos, por ejemplo, en comprar hasta cosas fuera de nuestro alcance como casas y coches que tardamos años y años en pagar y cuando vienen las vacas flacas sus letras nos asfixian. Las carreteras nos comunican con el mundo, pero exige una cuota de sangre humana y animal altísima. Internet nos abre una ventana al mundo entero, pero en cambio nos aisla cada vez más, nos tocamos cada vez menos, nos vemos poco y estamos más tiempo cada vez ante una pantalla anclados a una silla. Poseemos frutas y productos de todos los lugares del mundo, pero a costa de la explotación de los campesinos del "tercer mundo", pera que no falte de nada aquí en la tierra del progreso. Si el tercer mundo produce a precios tan baratos, nuestros campos poco a poco dejan de ser rentables produciendo. Se abandonan y se venden para que sobre ellos crezcan y crezcan las ciudades. El precio sin embargo es muy alto. Se muere nuestra memoria,nuestra identidad nuestro paisaje. Cada vez el mundo es más homogeneo, se pierde diversidad.

Autopistas, coches, fábricas, polígonos industriales, urbanizaciones, fincas, hipermercados, ordenadores...son esos monstruosos que un día nacieron con el despertar del pacto por el progreso. Ya no sabemos vivir sin ellos, estamos condenados a adorarlos y a hacerlos parte de nuestra cotidianidad. Ojalá algún día seamos capaces de pactar una tregua con ellos, que se amansen esas bestias descarriadas y que este mundo crezca dentro de eso que algunos llaman desarrollo sostenible. Pues sino, el hombre devorará al hombre con la ayuda de estos seres, llevándose muchas cosas tras de si.

2 comentarios:

VolVoreta dijo...

Uf, Pau, me has dejado derrotada, porque una cosa es que a una se le pasen todas esas cosas por la cabeza y otra es, además, leerlo así de clarito.
Yo soy menos optimista...esto no tiene freno, los políticos lo devoran todo.
Vendrá el día en que construirán en medio del mar, enfrente a la Malvarrosa (como ya sugirieron en un proyecto) tipo Kuwait.
Es lamentable.

...prefiero quedarme con el vídeo de Magic Iceland, por lo menos me invita a soñar un poco en esta noche lluviosa.
Un B7

pau dijo...

Menos mal que aun quedan paraisos como islandia. Por eso hay que disfrutar de cada momento mientras podamos.pasa un buen puente. Un beso.