lunes, 27 de octubre de 2008

EL MURO

Veo en las noticias que un grupo de inmigrantes han aprovechando hoy los destrozos causados por el temporal en la valla de Melilla. Los han arrestado y cazado como conejos para devolverlos a su lugar de origen. Del que no escapaban por gusto, ni mucho menos, nadie deja su casa si no es por necesidad. Lo hacen por sobrevivir, por el derecho a una vida mejor.

Hay más muros de la vergüenza en estos momentos por el mundo, los hubo y me temo que los seguirá habiendo. Es curioso, nos alegramos cuando cayó el muro de Berlín y sentimos indignación cuando vemos ese muro de hormigón que está asfixiando al pueblo Palestino, pero hacemos la vista gorda, olvidamos que hay una valla de metal y alambre de espino que defiende la ciudad de Melilla, ciudad que por cierto es un recuerdo de uno de los periodos más tristes de la historia y en gran parte culpable del estado actual del mundo. Melilla es fruto de los años del colonialismo, cuando las grandes naciones europeas jugaron a repartirse el mundo en una gran partida de Risk. Expoliaron los recursos de África, y Asia fundamentalmente (América la sufrió hace siglos de mano española y hoy la sufre pero a través de otras máscaras), humillaron y sometieron a sus ciudadanos y les impusieron lenguas, religiones y códigos de conducta. Con un aire de superioridad, los invasores se creían mejores que los pueblos que ocupaban, en muchos casos culturas milenarias; les dijeron que les estaban haciendo un favor, "civilizándolos", para maquillar la pura verdad, les estaban chupando la sangre y condenándolos a un duro futuro. Muchos de los paises más desarrollados del mundo actual, lo han sido gracias a lo que robaron a otros, recordemos el oro de América para España o los recursos de la India para Inglaterra, por ejemplo.

Llegó un día en el que resultó insultante ese saqueo, esa invasión tan directa y se replegaron. Triunfaron los movimientos independentistas y esas naciones ocupadas recuperaron su soberanía. Pero ese deseo de adquirir los recursos de países " subdesarrollados", de pensar que son inferiores y de que les hacemos un favor exportándoles nuestra cultura "superior" no ha desaparecido. Hoy en vez de tanques y armas mandamos grandes empresas multinacionales y en lugar de misioneros se envían películas de Hollywood y productos de grandes marcas para su consumo. El objetivo es volver a todo el mundo igual y hacer olvidar culturas y modos ancestrales de vida cegándolos con las luces de neón de los escaparates y vender aspiraciones de un mundo mejor a través de los héroes y cuerpos hermosos de las películas que siempre tienen un final feliz. Se nos muestra un mundo ideal, igual para todo el mundo y se pone a nuestra disposición a través de tiendas, refrescos y modelos a los que imitar. Pero es un mundo que se compra y siempre que alguien paga por algo, hay alguien que en consecuencia gana dinero, mucho dinero.

Las consecuencias de todo esto es que miles de personas de esos países que quedaron destrozados por el expolio del mundo desarrollado quieran venir a por ese modelo de vida ideal que les vendemos. Exijen su derecho a una vida mejor y vienen a buscar aquí lo que un día les robamos, pues no debemos de olvidar que nosotros vivimos como vivimos en gran medida porque hay gente que le falta lo que a nosotros nos sobra. Para mantener nuestro estatus, nuestro nivel de vida, creamos esos muros y esas vallas como las de Melilla, Palestina o México. Pero no solo construimos muros sólidos, sino muros incorpóreos como fronteras o leyes de extranjería que se convierten en los muros de nuestros castillos y que nos defienden de los que quieren apropiarse de nuestro bienestar. Paradógicamente, un bienestar que les vendemos como el ideal al que deben aspirar, que deben comprar. Pueden mirar pero no tocar. Desgraciadamente muchos dejarán su vida en el fondo del mar de camino a canarias (desde donde por cierto escribo estas lineas) en busca de una vida mejor, otros se darán cuenta de la gran mentira que nos venden viviendo el sueño europeo o americano en la indigencia. Algunos llegarán y prosperaran, pero pagando el tributo de hacerlo lejos de la tierra que les vió nacer y de mucha gente querida.

5 comentarios:

isa dijo...

Hooola! estoy intentando comunicarme contigo...por medio de esto...ya sabes...voy a ver si lo consigo...

isa dijo...

vaya...parecia más sencillo...se va complicando

isa dijo...

...hooola...ya lo tengo claro...he andado algo mareada...te leo algo espesito...pero me tranquiliza el haberte escuchado...un poco menos espesito...resiste...desconecta un poco de pantallas, teclas...ya sabes y aireate un poco...respira Africa y dentro de unos pocos dias con sus noches...nos estamos contanto...besicos...

VolVoreta dijo...

Terrible entrada, Pau, no puedo más que estar de acuerdo en la totalidad, siendo hija de emigrantes (en su día) entiendo a esta gente desde "dentro", desde la necesidad, los sueños...y sobre todo, la carencia de la madre patria (en el sentido de lo cercano, lo habitual, el idioma, las costumbres)...

qué bien queda lo de "Canarias, desde donde escribo estas líneas"...y yo aquí...con los dientes largos rallando el teclado.
Un beso

pau dijo...

Isa...gracias por tus sabios consejos y por visitarme tambien en el cibermundo. Que no te quepa duda que voy a aprobechar los dias en el tropico. Un beso y hablamos pronto.

volvoreta....es ciertamente una historia muy triste y dura. El hecho de nacer en un sitio no deberia darnos mas derechos sobre el. El mundo pertenece a todo el mundo y no solo a las personas, tambien a los animales y plantas y eso es algo que tambien olvidamos con frecuencia. Creo que la circulacion de personas deberia ser libre por todo el mundo y no dependiendo del lugar donde has nacido. Pero por desgracia esta montado asi y no veo visos de que cambie. Un beso para ti tambien desde este pedazo de africa varado en el atlantico.