viernes, 25 de abril de 2008

CUIDADIN


Esta tarde he asistido a un triste espectáculo. Es un hecho puntual pero es un reflejo de un problema latente que tenemos en este país en particular y el ser humano en general. La cuestión es el pleno de un ayuntamiento donde una parte del pueblo se quiere escindir y convertirse en un municipio autónomo. Lo triste es el espectáculo que han dado los políticos y parte de los asistentes al pleno ( algo que se repitió ayer en un acto que pretendía ser un debate). Es muy triste ver como nos faltamos el respeto entre los que no piensan como nosotros, como no queremos escuchar mas opinión que la nuestra, como descalificamos y abucheamos al contrario y demás lindeces que nos ofrecemos los seres humanos todos los días.Ciertos concejales solo han entrado al hemiciclo para decir su discurso y se han marchado para no escuchar el resto que en su mayoría eran críticas hacia ellos. He visto verdadero odio entre vecinos por el mero hecho de que una parte del pueblo sea autónoma o no lo sea.Lo penoso es que luego ellos pedían hacia si un respeto que habían negado al adversario. No es de extrañar que si esto sucede en un pueblo de tamaño mediano veamos este mismo espectáculo en la arena de ese circo que llamamos congreso de los diputados. Triste ver la descalificaciones que se dedican sus señorías, las guerras vanales en las que se enzarzan como estatutos, educaciones para la ciudadanía y cosas que poco calado tienen al compararlas con los problemas cotidianos del dia a dia ( altos precios,bajos salarios, imposibilidad de acceder a la vivienda...). Mención especial merecen los conflictos nacionalistas y el empleo de la lucha antiterrorista como arma política. Es un espectáculo tragicómico.
En otro orden de cosa pero en la misma sintonía están las guerras absurdas que desde hace mucho tiempo se dan en mi tierra. Bien es cierto que a mucha gente les es indiferente pero yo me encuentro con ellas día a día y me gustaría comentarlas. Me refiero al conflicto lingüístico y político sobre el nombre de la lengua y la definición del territorio y de nuestros símbolos. Que más dará como se llame tu lengua si al final te entiendes con tu vecino, que más dará como se denomine al territorio donde vives si viven en él tus amigos, que más dará el color de la bandera que te represente. El enfrentamiento con nuestro vecinos es un argumento que esgrimen de vez en cuando ciertos sectores de nuestra sociedad y eso sí es muy peligroso. Con el argumento de que no nos dan agua o que nos invaden culturalmente, o que no son como nosotros, se pretende que veamos a nuestros vecinos como agresores y no como amigos y eso crea un caldo de cultivo muy peligroso.

Me gustaría que pensásemos por un momento en lo que es realmente importante en la vida como la salud, el amor, la familia, la libertad, los amigos, el tiempo de ocio... y nos dejemos de preocuparnos por polémicas artificiales y busquemos en el vecino a un amigo del que podemos aprender cosas y no a un enemigo al que odiar y temer.
Os preguntareis el porque de todo este rollo. Este verano visité la antigua Yugoslavia y la visita a Sarajevo me impactó. Tanto que no he parado de leer a cerca del conflicto de los años 90. Lo que me preocupa de todo esto es que nadie vió venir el desastre, se tomaban el tema nacionalista como lo vivimos aquí, unos muy en serio, otros con oportunismo y otros con distancia e incluso pasividad. La gente no creía que la guerra fuese a llegar a la puerta de su casa hasta que un día, de repente y casi sin avisar se abrieron alli las puertas del infierno. Pienso que en España estamos lejos de eso pero cuidadín con cultivar el odio.


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