lunes, 5 de enero de 2009

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD


Nunca me han gustado las Navidades, siempre, por alguna inexplicable razón, me pongo triste. Además me cansa el brillo de las luces navideñas y ver reducida la fiesta prácticamente a un consumismo voraz. Me agotan los excesos, los excesos de comidas, de bebidas, de celebraciones, las aglomeraciones, los anuncios ñoños, las películas sensiblonas que se reponen año tras año y los sentimientos prefabricados que algunos lucen solamente los días señalados, pues así lo marcan los cánones del espíritu de la navidad.

Pero pese a todo siempre hay luces en la oscuridad y las monedas siempre tienen dos caras. Han sido unas navidades más, por supuesto con todas sus mentiras, con los compromisos familiares no deseados, su programación televisiva para vomitar, sus aglomeraciones de gente y demás clásicos. Pero han tenido motivaciones y grandes momentos. Por supuesto he disfrutado libremente de los míos, de la familia que disfruto cada domingo, porque sí, porque me apetece y no porque es lo que toca. También he recibido abrazos y besos sinceros de mucha gente que aprecio con el corazón. Ha habido reencuentros con gente desaparecida el resto del año y se ha abierto la posibilidad de un gran viaje. He gozado de noches locas de alcohol hasta el amanecer, he vivido la experiencia única e increíble de la macro Rave en la cementera vieja de mi pueblo. Han habido cenas y comidas compartidas con los compañeros que me acompañan en este viaje por la vida desde hace muchos años. He participado en el nacimiento de un proyecto para un cortometraje dirigido por un buen amigo.... Pero sobre todo he tenido la oportunidad de poder pasar unos días estupendos en la tierra que me vio crecer; en el lugar al que siento que pertenezco. El pueblo rebosaba vida, actividad y he disfrutado de él y de sus gentes como hacía tiempo que no lo hacía.

No me gusta la navidad que se nos vende en las películas, los comercios, las liturgias y la televisión. Pero si esa porquería viene acompañada de todo lo bueno que ha traído este año, pues que no acabe nunca. En esta noche de reyes me gustaría formular un único deseo, que no se rompa la magia de estos días.

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