domingo, 16 de noviembre de 2008

MI HABITACION


Llega el temido momento que se sucede cada pocos años de tener que remover todos los trastos de la habitación para pintarla. Recoger las estanterías, meter los libros y los objetos que acompañan mis sueños en cajas... nervios, incomodidad. En un tiempo récord los pintores convierten las paredes de mi habitación en un enorme lienzo azul. Vuelvo de hacer mis cosas y encuentro mi habitación completamente desnuda, sin cortinas, sin libros, sin las cámaras de fotos antiguas que me miran desde todos los rincones mientras disfrutan de su jubilación precipitada por la revolución digital, sin los cd de música que han sido la banda sonora de mi vida, sin las películas que me han deslumbrado, sin los objetos que me traen recuerdos de lugares visitados y personas queridas, sin mi ordenador y sobre todo sin mis libros, mis queridos libros, esas puertas que con solo atravesarlas te descubren el mundo entero.

Gracias a ellos, he podido recorrer la inmensidad del mundo, correr mil aventuras acompañando a marineros, alpinistas, piratas, principitos que no alcanzaban a comprender nuestro mundo, he batallado en feroces guerras, he conocido personajes y culturas lejanas, he visto con los ojos de la imaginación la Roma de los césares y la construcción de las pirámides egipcias, he aprendido a cerca de las propiedades de la luz y la materia, como atraparla con esas cajas oscuras y lentes, he gozado, he pasado miedo e incluso me he excitado con las historias que me contaban las voces de tantos escritores congeladas en la letra impresa, me he asomado a la memoria de la humanidad a través de las ventanas de sus fotografías y sobre todo me he acercado a mi alma a través de los sentimientos, reflexiones y vivencias de otras personas plasmados en la hoja de papel.

De repente al ver mi habitación completamente desnuda, solo los esqueletos de las estanterías, los cajones vacíos y las paredes sin pósters.... me he dado cuenta de gran parte de lo que soy se materializa en los objetos que se contienen en los pocos metros cuadrados que guardan mi sueño y mi reposo. Esta visión de mi habitación ha sido como ver mi alma, mi interior vacío y despojado. Observando los lomos de los libros que se apilan unos junto a otros, los objetos que atesoro y que sirven de decoración, las fotos, cartas y entradas de conciertos que guardo en los cajones, la ropa que me ha vestido.... vuelven a mi cabeza recuerdos de todas las etapas de mi vida. Bien es cierto que si todos esos objetos desapareciesen, mis recuerdos y yo mismo permaneceríamos inalterables, pero atravesar la puerta y ver ese vacío ha sido como mirarse al espejo y no ver el propio reflejo.

2 comentarios:

VolVoreta dijo...

Me ha impactado el final de tu "auto-relato" porque aunque nunca había caído en ese pensamiento...es cierto. En realidad las cosas de las que nos rodeamos en casa/habitación refleja lo que somos y sentimos, algo que dice mucho al visitante que llega por primera vez...si tiene los sentidos abiertos!
Azul? el azul es relajante, fresco, verdad, mental, inspira confianza, paz, tranquilidad, seguridad, calidad.
Volver a colocar puede resultar algo pesado pero es el momento de aprovechar para "limpiar" de cosas pasadas y dejar huecos para cosas nuevas.
un acierto.
Un beso

pau dijo...

Las personas vamos dejando parte de nosotros en todo lo que nos rodea, en los objetos, por supuesto, pero también en las personas, en nuestras creaciones...etc. Solo a través de esta huella podemos seguir viviendo incluso mucho después de haber dejado nuestro cuerpo.
un beso.