Los deseos infantiles salvan todos los obstáculos que les pone el espíritu maduro y con frecuencia perduran más que él, hasta la última vejez. (Milan Kundera, El libro de los amores ridículos. Foto: Ansel Adams)
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1 comentario:
Cuando se puede...hay que mimar al niño que llevamos dentro para que nos endulce un poco el tránsito por esta vida.
Un beso Pau.
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